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Comentario al informe de la Comisión Mundial Para el Futuro del Trabajo: Trabajar para un Futuro más Prometedor




I.- Introducción

El informe de la Comisión para el Futuro del Trabajo denominado Trabajar para un Futuro más Prometedor, fue publicado en enero de 2019, y sirvió como carta de navegación a las actividades desarrolladas con motivo de la celebración de la Conferencia Internacional del Trabajo del centenario.[1]

La comisión se constituyó en octubre de 2017 por invitación del Director General de la OIT, y estuvo integrada por un conjunto de 21 destacados especialistas procedentes de diversas partes del mundo, perfiles profesionales y con múltiples experiencias y perspectivas.

 Para la elaboración del informe la comisión sesionó en cuatro oportunidades durante el año 2018, instancias en las que se evaluaron las condiciones de trabajo más apremiantes a nivel mundial, sobretodo de cara a proyectar el funcionamiento de la organización por otros 100 años.

Del informe se desprende la detección de oportunidades de mejora, o dicho de otra forma, se identificaron las temáticas cuyo abordaje resultará de mayor relevancia en las décadas venideras, destacándose entre éstas: 1.- Calidad de vida de los trabajadores, 2.- El cierre de la brecha de género y, 3.- Revertir los estragos por las desigualdades.

Frente a aquello, se recomendó como curso de acción prioritario un programa centrado en las personas que se traduzca en: 1.- Aumentar la inversión en las capacidades de las personas, 2.- Aumentar la inversión en las instituciones del trabajo y, 3.- Incrementar la inversion en trabajo decente y sostenible.

Desde ya se puede anticipar que el informe que comentaré no solo presenta recomendaciones para la organización del trabajo, sino que profundiza en aspectos concernientes a una vida en sociedad donde el centro de las prioridades sea el ser humano.

Estamos en presencia de una oportunidad histórica para atender los fenómenos de la era digital, y responder a los problemas derivados del cambio climático, la brecha salarial, la equidad de género y la creación de más y mejores empleos.

Este escenario involucra considerar los intereses de todos los involucrados, para confluir a métodos y sistemas de trabajo que permitan el aprovechamiento efectivo de las oportunidades.

En ese afán indagatorio, omitiré efectuar un resumen de los diagnósticos y propuestas contenidos en el informe, para lo cual remito al lector directamente a su contenido, sino que evaluaré la recepción que tuvo durante las sesiones plenarias, y desde ahí comentar los desafíos de su implementación y desarrollo efectivo.

II.- La difícil definición de los problemas que presentará el futuro del trabajo:

El informe comienza con la presentación de ideas comunes, que de tan repetidas parecen obvias, como que el trabajo es vital para la satisfacción de las necesidades materiales, evitar la pobreza y construir una vida digna.

Sin embargo, luego de alzar levemente la mirada se puede observar que la realidad de muchos países mantiene en vigor las ideas originales del Derecho del Trabajo, consistentes en un estándar básico de reivindicaciones a niveles de condiciones de subsistencia.

Entonces, bienaventurados aquellos cuyo único problema sea la transformación digital, pues ellos avanzarán en el debate sobre Inteligencia Artificial, Protección de Datos Personales, Redes Neuronales, etc…

Pero tampoco resulta factible una visión tan optimista, pues incluso aquellos afortunados digitales, podrían derivar en poco tiempo en circunstancias laborales de precariedad o exclusión del mercado de trabajo.

Entonces, lo que en realidad tenemos, son los problemas de siempre más los que nuestra limitada perspectiva de futuro nos permite anticipar, incluso con cierto nivel de retardo.

Desde luego que, la identificación de los problemas actuales y futuros es una tarea de alta complejidad, por lo que la acción de la Comisión se limitó a presentar algunos de los desafíos fundamentales para el futuro del trabajo y recomendar maneras de afrontarlos.

III.- Revisión selectiva de los comentarios al Informe, pronunciados por los representantes de los Estados miembros en las sesiones plenarias de la 108ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo.[2]

Según se ha señalado, el informe fue uno de los principales documentos emitidos por la OIT con motivo de la Conferencia del centenario. Por tal razón, resulta de gran interés revisar la manera en que fue acogido su contenido por parte de los representantes de los Estados miembros.

La Conferencia Internacional de la OIT constituye la máxima expresión del tripartismo, puesto que a ella convergen los representantes de los gobiernos, trabajadores y empleadores.

Cada sector, desde su particular perspectiva y mediante sus intervenciones, nos ilustran sobre las problemáticas sociales de cada país, y la forma en que un estudio de esta naturaleza podría contribuir a la superación de la pobreza o de condiciones de empleo no decente.

A.- La perspectiva de los trabajadores:

En representación de los trabajadores de Palestina, hizo uso de la palabra el señor Shaher Saed, quien destacó los retos que enfrentan los trabajadores del tercer mundo, en particular los del Estado de Palestina que llevan viviendo décadas bajo la ocupación.

La ocupación constituye para dichos trabajadores una compleja realidad que exige una mayor capacitación de los dirigentes sindicales para la implementación de las recomendaciones de la OIT.

Hace presente, que viven una situación en la que las oportunidades de empleo son pocas y el desempleo ha alcanzado niveles sin precedentes, 47% y 48% en la franja de Gaza. Considera que, a pesar de toda la ayuda en Cisjordania y en la franja de Gaza, continúan sufriendo carencias debido a los controles, a la ocupación de Israel, que impide el libre desplazamiento de los trabajadores.

Alega discriminación y violencia, por lo que celebra que el informe del Director General haga referencia a dichas situaciones. Por eso, estima que la declaración del centenario tendría abarcar un pronunciamiento respecto a la situación del pueblo ocupado.

Puntualiza, que en dicho escenario, no es posible resolver los problemas de los trabajadores, eliminar la pobreza, ni ofrecer oportunidades. Esto es lo que está sucediendo en los territorios ocupados.

“No podemos resolver los problemas a los que nos enfrentamos con soluciones aquí y allá. El mundo del trabajo, si no se hace frente a los retos no va a mejorar”.

Dicha declaración nos lleva a pensar que los desafíos del futuro no solo están en el desarrollo tecnológico, la remuneración suficiente, ni las horas de descanso. La relaciones laborales de desenvuelven en un contexto político y social, y por tanto, la paz y la seguridad siguen siendo un desafío para el mundo del trabajo.

B.- La perspectiva de los gobiernos:

En este ámbito, destacaré en primer lugar la intervención de la Ministra de Familia, Trabajo y Servicios Sociales de Turquía señora Zehra Zümrüt Selçuk, quien califica el informe y la declaración del centenario como piedras angulares de la fisonomía del trabajo en las próximas generaciones.

Acentúa el hecho que la economía mundial atraviesa una nueva era. Los códigos de la producción y del consumo plantean grandes cambios en cuanto a contenido y volumen.

Destaca también las oportunidades y retos que plantea la era digital, implicando grandes oportunidades para conseguir nuevos trabajos. Como contrapartida, indica que dicha revolución implica una reducción de la demanda de fuerza laboral. Alerta en el punto que el 14% de los trabajos existentes hoy en día están en riesgo de desaparecer.

Con base en aquello, efectuó un llamado a desarrollar políticas centradas en los seres humanos y facilitar una transición suave hacia esta fuerza laboral humana, hacia una fuerza laboral de la mente, incorporando una redefinición de los métodos de trabajo, con énfasis en  la economía de los cuidados, la economía verde y las economías rurales para un desarrollo sostenible y equilibrado.

Destaca las características de su país, al indicar: “…somos un país rico en recursos si el índice es el capital humano. Tenemos una población de 82 millones de personas. Un 40% de nuestra población tiene menos de 24 años. Nuestra fuerza laboral es de más de 32 millones de personas, que es más elevado de media que en 175 países del mundo”.

Como segundo aporte al debate, destaco la participación en la asamblea del señor Camille Abousleiman, quién en ese momento y hasta poco tiempo después, se desempeñaba como Ministro del Trabajo del Líbano.

Abousleiman, se refirió a los particulares retos que enfrenta su país, puesto que existe una numerosa presencia de refugiados sirios desde el inicio de la crisis en ese país en 2011. Señala, que el número de refugiados ha ascendido a más de un tercio de la tasa de ciudadanos, constituyendo el número más elevado de refugiados en cualquier territorio nacional, proporcionalmente hablando.

Entonces, la situación de crisis Siria ha impactado en el mundo laboral libanés, en todos los sectores, con una tasa de crecimiento que está en retroceso y numerosos refugiados compitiendo con los trabajadores libaneses por todos los puestos de trabajo, junto a una situación de economía informal que se está convirtiendo en un auténtico riesgo para el país.

“Desde el inicio de la crisis Siria, Líbano no ha dejado de cumplir con su obligación humanitaria para con los refugiados sirios que se encuentran en su territorio”.

En virtud de las experiencias manifestadas por los representantes de gobiernos, podemos advertir que la configuración de un pacto social centrado en las personas, en los términos que propone el informe, puede contribuir a la configuración de un futuro del trabajo que confiera dignidad, seguridad y oportunidades.

La constitución demográfica de Turquía, con un alto porcentaje de la población menor de 30 años, representa una oportunidad para adecuar rápidamente su economía, con la incorporación de herramientas digitales que creen nuevas fuentes laborales, con la posibilidad de reeducar a su población en el uso de tales tecnologías.

Por su parte, el Líbano ha puesto al ser humano en el centro mediante acciones de solidaridad frente a los refugiados sirios, por lo que su desafío consiste en la construcción de una sociedad que, sobre la base de valores humanitarios, construya su transición hacia mejores oportunidades laborales.

C.- La perspectiva de los empleadores:

Durante la conferencia, el señor Kyungshik Sohn, presidente de la Federación Coreana de Empleadores, destacó que el desarrollo de la tecnología está transformando las formas tradicionales del empleo. Se están creando nuevos empleos y nuevas empresas pero, al mismo tiempo, están creciendo las ansiedades y las confusiones sobre el aumento de la desigualdad y la polarización del mercado laboral.

A su juicio, para responder con éxito a estos desafíos y para aprovechar las nuevas oportunidades, los trabajadores, los empleadores y el gobierno deben reconocer y aceptar los desafíos en los tipos de empleo, el entorno empresarial y las condiciones de trabajo, en lugar de aferrarse a derechos privados y prácticas antiguas garantizadas por las instituciones existentes. En su propuesta plantea los siguientes puntos:

- Reformar los reglamentos laborales actuales que tienen una única receta para todos. Son reglamentos que fueron establecidos en el pasado, en la era del crecimiento económico rápido. Defiende una orientación flexible hacia el futuro.

- Promoción de las las inversiones en los ámbitos que crean empleos decentes en aras del desarrollo sostenible. Para ello, plantea reformar los reglamentos que socavan la creación de empleos y la creación de incentivos para que se hagan inversiones activas.

“Los empleos los crean las empresas. Para un crecimiento sostenible debemos crear un entorno propicio para los negocios por medio de un mayor apoyo y una mayor desreglamentación a escala nacional. Por último, cada país tiene sus propias relaciones industriales y unos mercados laborales distintos, que se basan en sus antecedente culturales e históricos. Habida cuenta de las características definitorias del futuro del trabajo, que son la diversidad y la autonomía, debemos crear un entorno para el mercado laboral adaptado a las circunstancias de las culturas de cada país respetando las diversidades y diferencias de cada país, no juzgándolas con unos criterios y normas uniformes”.

En un sentido semejante, aunque con mayor intensidad en la crítica contra el informe, se manifestó el señor Fabio Masís Fallas, en representación de los empleadores de Costa Rica.[3]

El señor Masís, plantea en su alocución, que el informe no reconoce plenamente el valor que el sector privado añade al mundo del trabajo. Da cuenta de una visión pesimista por parte de la comisión al solo informar números negativos en lo referido al número de empleos necesarios, el número de trabajadores desempleados, el número de personas que trabajan en la economía informal, algunos datos sobre desigualdad, etc.

Conjuntamente reclama por la falta de recomendaciones concretas destinadas a mejorar el entorno empresarial o a fomentar el dinamismo y la inversión empresarial, y porque algunas recomendaciones propuestas serían costosas, por ejemplo: garantía laboral universal, la protección social universal, y el derecho universal el aprendizaje a lo largo de la vida.

“Pese a que la inversión puede ser necesaria, el informe debería haber incluido un análisis general costo-beneficio o haber proporcionado ejemplos piloto en los que ya se hubieran puesto a prueba una o más recomendaciones”.

De las intervenciones empresariales extractadas, se advierte disconformidad con las recomendaciones que contiene el informe, particularmente, porque aquellas no representarían el importante aporte que efectuaría el mundo empresarial al desarrollo de la economía y el aumento de los empleos.

A juicio de este sector, la solución a los los problemas del futuro del trabajo, se centraría en ofrecer mejores condiciones para la inversión y el desarrollo de nuevos negocios, junto a una desreglamentación de las condiciones laborales.

Conclusión

El trabajo desarrollado por la Comisión Mundial para el Futuro del Trabajo, contenido en su informe Trabajar para un futuro más prometedor, da cuenta de los grandes cambios que afectan al mundo del trabajo.

El progreso tecnológico, la industria 4.0, las brechas digitales y de género, deben con urgencia movilizarnos al diseño de formas distintas de organización del trabajo, con énfasis en el respeto de los derechos fundamentales y el diálogo social. El eje propuesto, consistente en poner al ser humano en el centro de todo desarrollo, solo puede resultar novedoso para quienes se acostumbraron a ver a las personas como mercancías o factores de producción.

Pero ese afán antropocéntrico se ve dificultado en su implementación, en razón de las diversas visiones e intereses que convergen en los órganos de la OIT. Así, mientras los trabajadores reclaman por condiciones sociales básicas, los representantes de los empleadores abogan por normas más flexibles.

El tripartismo orgánico, no se puede desconocer que constituye el más importante puente para el diálogo social, pero puede transformarse en un agente inmovilizador, sobretodo en razón de que la OIT no tiene capacidad para imponer el cumplimiento de sus acuerdos, lo que se demuestra por la baja ratificación de convenios y recomendaciones.

El futuro del trabajo, va de la mano con que los Estados tengan la visión y voluntad de delegar parte de su soberanía en favor de OIT. Este organismo no puede quedar como un espacio de discusión y debate, en tiempos en que la tecnología posibilita otras vías más expeditas y eficaces.

Todos los ámbitos del trabajo han cambiado rápidamente, y seguramente este proceso continuará de manera permanente. Pero esto no es una buena noticia, pues mucho trabajadores deberán enfrentarse a tales mutaciones sin haber alcanzado condiciones mínimas de seguridad, ni estabilidad social.

Así, la angustia y ansiedad será el alimento de nuestros trabajadores, quienes llevan décadas viendo que el progreso económico ha sido selectivo. Tampoco podemos invitarles a soñar con una capacitación y desarrollo de habilidades permanente, cuando muchos de ellos no han alcanzado la escolaridad mínima.

El futuro exige acciones hoy, consistentes en otorgar condiciones de estabilidad y seguridad, para que todos miremos el mañana con optimismo.



[1] La conferencia del centenario corresponde a las 108ª Conferencia Internacional del Trabajo, celebrada en Ginebra, entre los días 10 al 21 de junio de 2019.

[2] La transcripción de las sesiones plenarias de la 108ª reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, referidas a la discusión de la Memoria del Director General y del Informe del Presidente del Consejo de Administración está disponible en: https://www.ilo.org/global/meetings-and-events/international-labour-conference/WCMS_724089/lang--es/index.htm

 

[3] El video de la intervención está disponible en https://youtu.be/2YLUGEHYDKU

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